La Red Ibérica de Ecoaldeas no tuvo en esta ocasión una gran
representación de sus aldeas miembro. Las ecoaldeas con representación
personal fueron Matavenero (León), Lakave (Navarra), Valdepiélagos
(Madrid), y Valle del pino del Conde (Ávila).
Como adelanté en la introducción, el término ecoaldea no implica un perfil
rígido. Un claro ejemplo son las patentes diferencias entre las cuatro
asistentes. Surgidas de manera y objetivos distintos, estas sociedades han
encontrado puntos en común por los que vale la pena unirse y apoyarse.
Los nexos principales son un pensamiento ecológico entendido de manera
muy amplia y la realidad de la aldea, asentamientos pequeños en los que
sea posible vivir con un impacto medioambiental reducido y permita
estructuras de decisión horizontales. No existe una línea común en ámbitos
políticos o religiosos. Existen otras asociaciones y proyectos que no
perteneciendo formalmente a la red si trabajan con ella.
Parece ser que los distintos movimientos espirituales que suelen darse en
las ecoaldeas son un obstáculo para que otras comunidades quieran
integrarse en éste movimiento.
Para ser socio colaborador es necesario darse de alta vía web, y para ser
miembro y tener derecho a voto deberá respetarse un año de prueba.
La RIE está trabajando para facilitar la creación de nuevas ecoaldeas con
distintas herramientas. Un ejemplo es la guía de recursos que recogieron en
el encuentro, y podrá consultarse en su web, para compartir o intercambiar
conocimientos y trabajos.
A continuación relato las diferentes descripciones que dieron de sus
proyectos las 4 ecoaldeas presentes en su orden de intervención
(exceptuando Matavenero, que también completo con otras fuentes).
Matevenero
La ponente llevaba 6 años viviendo fuera del pueblo, pero pudo relatarnos
sus principios.
En otoño de 1989, después de visitar más de 16 pueblos abandonados, la
iniciativa nacida de un Rainbow se materializo en Matavenero. Entonces no
existía el término ecoaldea y se denominaron pueblo ecológico. Fueron 5 o
6 los primeros pobladores. “El comienzo fue difícil pero libre”. Contaron con
ayuda de gentes de diferentes países, como Dinamarca, pero creo que
todos los pioneros fueron de origen alemán. Según fue cuajando el proyecto
cambiaron los tipis estilo indio por las casas ya reconstruidas, dando
prioridad a los lugares comunes. Su evolución cambió el sistema de
consenso menos uno por un sistema de mayoría, la escuela pasó a ser en
castellano y la economía se particularizó poco a poco. Durante un tiempo el
bar o la tienda fueron puertas abiertas, donde cada uno se encargaba
de cobrarse a sí mismo, y el trabajo común era el principal. Así el pueblo creció
hasta 120 personas. Actualmente rondan las 70, y las familias fundadoras
marcharon a otros pueblos.
En la actualidad, aun tantos cambios, Matavenero es una aldea que
mantiene diferencias sustanciales respecto a los pueblos convencionales.
Siguen siendo actividades cooperativas la tienda, el bar, la panadería, la
escuela, el sistema de aguas, o la oficina entre otros. Tienen un día
dedicado al trabajo común, el teléfono común sólo es atendido una hora al
día, no realizan agricultura extensiva, muchas casas no disponen de energía
eléctrica, no es posible el acceso en coche y ofrecen un alojamiento para
visitantes.
Actualmente muchos de sus habitantes son españoles y el lugar, es una
ensalada de lenguas y culturas realmente rica en matices.
Lakave
Lakave es una comunidad rural en Navarra con casi 20 años de historia.
Fundada por urbanitas de movimientos antimilitaristas y objetores de
conciencia con el proyecto común de crear una nueva sociedad. El enclave,
propiedad del gobierno Navarro, fue elegido fue encontrado durante la
búsqueda de una cabra extraviada.
Sus comienzos dicen haber sido muy duros, centrando los primeros años en
reconstrucción. Salvo por un reciente incendio, la fase de reconstrucción
está finalizada.
Tiempo después pusieron en marcha la panadería. Sus primeros
compradores lo fueron como apoyo al proyecto, pues la calidad era muy
mejorable. Actualmente, su pan, que tuvimos la suerte de degustarlo en el
encuentro, es de gran calidad y tiene buena salida comercial.
Como comunidad no tienen una ideología única y son muy reacios a
colgarse cualquier tipo de etiquetas, aunque admiten ser muy feministas, a
favor de la ocupación y que algunos de sus miembros están en contra de la
propiedad privada. Ejercieron una fuerte resistencia ante la construcción del
pantano de Itoiz, por cuyo boicot hubo arrestos.
Viven con toda la propiedad en común, en familia, individualmente o en
grupos de jóvenes y la toma de decisión se realiza en asambleas semanales.
Tienen fechas abiertas a visitantes, y aquellos que deseen quedarse
deberán pasar un año de prueba sin derecho a voto.
Valdepiélagos
La ecoaldea de Valdepiélagos lleva más de 13 años siendo un proyecto y sólo unos meses atrás ha cobrado vida. Son un barrio de un pueblo
Madrileño con actualmente unas 30 o 40 personas que espera llegar a 90 el
primer año. Más de 500 personas han pasado por el proyecto, y todos los
que lo dejaron, con más o menos problemas, recibieron la inversión
(bastante considerable) realizada.
Es una comunidad de propietarios sujeta a la ley de cooperativas en la que
los participantes no han compaginado las comodidades de la ciudad con
criterios ecológicos (bioconstrucción, bioclimático, huertos…).
Buscan un equilibrio entre lo público y lo privado con asambleas de la
cooperativa cada 2 o 3 meses, reuniones de trueque, comunidad de
herramientas, proyectos en común… Su relación con el resto del pueblo es
muy buena, y muchos vecinos pasean usualmente por este barrio.
Aunque la infraestructura está lista, en palabras de su representante, falta
el alma y la gente. Todavía queda alguna vivienda en venta.
Las visitas que deseen alojamiento deberán ponerse en contacto con algún
vecino.
Valle del Pino del Conde
Esta Ecoaldea parte de la suma de terrenos individuales cuyos dueños
desean llevar a cabo un proyecto colectivo. De 1998 al 2000 se instalaron
los actuales 10 vecinos, y hace entre 1 o 2 años que participan en la RIE
como ecoaldea, aunque anteriormente participaron en ésta como
particulares. Pertenecen y están empadronados en Hoyo de Linares, aunque
no tienen ningún tipo de representación como grupo en el pueblo.
No tienen una ideología común, aunque si tendencias. Su dieta no tiene ni
carne ni pescado y hay mucho movimiento espiritual. Comparten el
vegetarianismo, diferentes formas de espiritualidad, la bioconstrucción, el
respeto a la naturaleza vegetal y animal y prescinden de pesticidas.
También comparte 4 colmenas, el agua y trabajos en común
Aunque no existen reglas comunes, no permiten el tabaco el alcohol o la
carne. Una intervención que sugirió una hipotética ocupación en la cual no
se respetaran su condición vegetariana o de relativo silencio, fue
respondida con la advertencia de aislamiento y el debate fue cortado
bruscamente.
Su economía es particular, siendo sus ingresos principalmente externos.
Aunque no existen lugares comunes sólo están valladas las zonas con
animales, de compañía (oveja) o gallinas.
Se reúnen periódicamente para realizar proyectos comunes, sin estructura
formal de decisión.
Las viviendas son autoconstruidas y sus miembros son el núcleo de la Red
Balas de paja. El agua es extraída de pozos en la superficie, canalizada por
bombas y generadores y no suele beberse. Disponen de placas solares y
baterías.
La compra de nuevos terrenos parece bastante difícil.
Algún miembro pertenece a la cercana comunidad zen Amor y Vida.
Las visitas deberán ponerse en contacto con alguno de los vecinos.
Documento de Creación Colectiva
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